Queridos blognautas. Hoy es un día mezclado de tristeza y rabia.
He ido al médico, para la revisión de la zona por la operación de Suiza. Y me temo que hay muchas complicaciones. El tejido no quiere adherirse y los dolores estos días han sido muy intensos. Los calmantes apenas han podido hacer nada, y mi paciencia ya roza el agotamiento. Los médicos (por llamarlos de algún modo) me han dado una sentencia que me aterra y no se que hacer... ¡Hay que volver a operar!
Perdonadme por este articulo tan corto, no tengo ganas ni fuerzas para escribir. Lo siento.
Esas que siempre quise hacer realidad. las promesas se hacen para ser cumplidas, y yo debo algunas por realizar. Me cuesta demasiado fundirme con la sociedad. No encuentro sentido a apenas nada mientras me refugio en mi amplia colección de cine clásico. Antisocial, dirán algunos. Sí, es posible. Nunca se me ha dado bien relacionarme. Solo cuando estudiaba arte dramático y me ponía la máscara de fuerte y chica encantadora. Aunque realmente nunca lo he sido. Educada si, lo intento siempre. Pero me temo que de encantadora tengo apenas nada.
Pero todo esto me quema. No veo colores donde todo el mundo ve. Y tengo miedo de estar metida en una espiral sin salida. ¿Os acordáis de aquella película de los años 80 de El día de la marmota? Creo que la edición en España fue "Perdido en el tiempo" (Gracias a los grandes traductores de títulos en Español) y en ella, el protagonista se levanta todos los días en el mismo día. El día en el que tiene que cubrir un reportaje como periodista en un pueblo donde celebran la llegada del invierno con la salida de una marmota (Llamada Phil), y al día siguiente todo se repite con un golpe de despertador mientras suena Cher cantando aquello de I've got you babe.
Y me siento igual. No tengo colores en mi vida. Si hasta prefiero editar vídeos en blanco y negro porque me duele a la vista verme en color. Dos amigos de toda la vida. Toni y Silvia. hace unas semanas les dije adiós. Incluso ellos me parecen demasiado cromáticos. Y ya no se si me estoy volviendo insoportable o que no encuentro conexiones para con los demás.
Un ex-amigo psicólogo dijo que yo nunca quería conocer gente nueva por el temor a que muriesen. Y tal vez no está tan desencaminado. Lo pasé demasiado mal con la muerte de Daniel. Y años después todavía no he logrado olvidarle. Y quien sabe si superarlo. Solo se que estoy agotada de sufrir. Y el dolor emocional es mucho mas cruel que el físico. Ya que me temo que no hay medicina que cure el interno. Y puede que por eso me proteja.
Ya no se qué pensar. Ni tan siquiera se si merece la pena pensar en algo así. Solo se que es muy triste. Muy triste que con esta edad esté como esté. Toni, que siempre supo como animarme, me decía en ironía que al menos, yo no tenía que soportar a un novio celoso que solo pensase en fútbol y lo demás. Yo al menos tenía libertad para hacer y deshacer a mis anchas. Pero me agota, ni tanta libertad ni tanta represión. Y es en momentos como estos en los que pienso que sería mucho mejor terminar con todo de una vez. Porque sinceramente, no puedo imaginar la ansiedad que tendré dentro de un año cuando todo sea peor y dentro de dos, y tres y cuatro. Sobretodo cuando se que la única culpable de todo esto, soy yo. Si soy yo la que no quiere saber nada del mundo, ¿Qué mundo va a poder salvarme?
La soledad. ¡Qué cruel eres!... te aferraste a mi cuerpo dolorido como una niña caprichosa fanática por su ídolo amado. Me arrancaste mi juventud. Te llevaste contigo mis ilusiones mas especiales y ni tan siquiera te dignaste a dejar un resquicio para que pudieran así, escaparse las más primarias. 'Siempre creí en la voluntad de los desconocidos' decía la mítica interpretación teatral. Siempre confié que tras la ventana se esconderían grandes corazones que me harían sonreír cuando en esos días de tormentas y tinieblas yo, abriendo escondida y tímida las cortinas, ellos estarían ahí, sonriendo. En cambio, decidí bajar las persianas de aquella celda dorada que día a día fue convirtiéndose en mi prisión decadente, lugar donde todos los fantasmas del pasado me atormentaban para recordarme lo cruel que he sido en el pasado. Nadie me preguntó si queria venir. Si deseava nacer. Si anhelaba experimentar sufrimientos, conocer pesares y saborear dolores. Yo solo pedía ser feliz. Sonreirle al sol y decirle todas las mañanas lo explendido que estaba. Soñar con la luna protegiéndome y dándome esperanzas que me impulsasen a continuar adelante. Pero mi vida se consume al ritmo de un reloj de arena y por mucho que ponga la mano bajo ella, solo termino llena de arena. Siempre pensé que la vida sería fácil. Los niños siempre ven la vida de manera simple. Si esto es blanco y esto es negro, ¿Para qué buscarle un tono gris?... pero creces y conoces el dolor en primera persona. 'Esta niña va a ser muy especial' decían psicólogos, educadores, familia... ¿Y qué más da? Si no soy capaz de salvarme. Si mi cuerpo ha dicho DÉJAME EN PAZ! y no quiere continuar adelante... He amado mi cuerpo en todas sus etapas y siempre tengo palabras preciosas para él. ¡Gracias riñones! Por depurar aunque os cueste horrores... ¡Gracias corazón! Porque pese a estar sangrando de dolor, estar cubierto de vendas y sentir como tiritas de frío en invierno por esta soledad eterna, sigues ahí, poseedor del secreto por el cual no has parado todavía. Ya no espero milagros. Ya no toco las píldoras que me harías fundirme en la más profunda y deliciosa paz. ¿Después de esto? Silencio... ¿Después? Silencio...
Marcos me dijo una vez que mis escritos y vídeos no marcaban dolor, sino un S.O.S. increíble de necesidad de gritarle al mundo entero que ¡QUIERO VIVIR!. Desde ese día comprendí que lo que hacía, cuando hablaba de mi enfermedad en los medios de comunicación, no era hablar acerca de mi rendición personal, ni esperar compasión alguna por un público comprado a 0,25 el minuto bajo píldoras azules, sino mas bien enfocar la muerte desde la perspectiva de la vida. Sé, sé y sé que es complicado enfocarlo, que por mucho que diga o piense, pocas personas pueden entenderlo. Pero es mi verdad. Y contra eso nadie puede destruir mi anhelo bifurcado en dos.
Me he equivocado una vez. No me equivoco dos veces. Y si, tal vez seré una mujer cobarde, lo admito, pero seguridad en mis decisiones tengo y demasiada. En ocasiones incluso llega a asustar. Pero eso es algo que reservo para mis sesiones de psicoanálisis mientras tumbada descargo mi furia en palabras mientras un hombre, aparentemente cuerdo y debidamente perfumado, anota en su blog con un lapicero color carbón.
En una ocasión me dijo, mira cuanto puedas en el arte y verás la luz a tus existencialidades. Pero por mas arte que observo, no encuentro salida a mi ansiedad. Siempre he creido que la crueldad de las personas tiene una raíz en mi linea de racionalidad. Lo que para mi es malo, para ellos no lo es. Para lo que a mi es bueno, tal vez para ellos no lo sea. Quen sabe... quizá en sus ojos, yo sea la terrorista.
¿Que pretendo deciros con todo esto? ¿Que es lo que deseo que comprendáis? No lo se. Y es posible que tal vez jamás lo haya sabido. Solo se que desde mi cama se ve un valle precioso, plagado de color verde y al fondo unas montañas preciosas que invitan a respirar hondo y oxigenar unos pulmones que están cansados ya de trabajar. Es una verdadera lástima que esta ventana de la clínica en Suiza no deje abrirse completamente. Tal vez a causa de haber leído en mi historial mis intentos de suicidio. Pago demasiado como para manchar los bordes de la fachada con mi sangre, que todos sabemos lo difícil que es de limpiar después.
Son las 4,11 de la madrugada, la noche está despejada por completo y la luz casi cegadora de las estrellas permite ver hasta el último detalle del paraíso en el que estoy enfocada tan solo por la luz de mi ordenador portátil. Paraíso en pulsaciones. Pip, pip, pip... dice la maquina de mi lado izquierdo... es la responsable de mi corazón. Vaya ingenuidad, ¿No os lo parece? toda la vida preocupada por quien cuidaría de mi corazón y ahora una maquina controla que no tenga recaídas. ¿No las venden? Envuelve dos que me las llevo!.
El 20 me operaron. Intentaron alargarme las esperanzas para continuar adelante. Pero me temo que hemos vuelto al punto de partida. Vuelta al dolor. Aunque esta vez con menos sangre. Que es algo a agradecer. Quien sabe lo que me deparará el futuro a partir de ahora, se lo que me ha ocurrido en el presente, y deseo que no sea igual. Aunque me temo, mi querido y apreciado lector, que eso es algo que deberemos descubrir con el tiempo. God Bless You.
(texto escrito desde la clínica en Basilea (Suiza) la madrugada del 22 al 23)
¿Conoces esa típica sensación de querer escapar de todo, arrancarte la piel a mordiscos, subirte en lo alto de una montaña y gritar a los cuatro vientos ¡NO PUEDO MÁS!?
He tenido una de las peores semanas de mi vida. Y no estoy dramatizando. Incluso ha sido peor que la semana en la que me detectaron mi enfermedad, que ya es decir... No, ha sido un cúmulo de factores que me han llevado hasta este Pc, con temblor en los dedos y con la tensión arterial apunto de hacer que mis cables se colapsasen. Y es que siempre he sido una mujer demasiado rutinaria y extremadamente perfeccionista. Dos de los factores incompatibles para esta sociedad. Siempre deseo tenerlo todo programado con días de antelación y todo tiene que salir siempre bien. De ahí supongo que viene mi esfuerzo sobrehumano por querer salvarme de todo lo que ocurre en mi salud. Tal vez sea a causa de mi estricta educación o de mis modales refinados que rozan lo aburrido. O quizá se trate de mi visión de que un mundo ordenado y planificado no llevaría a equívocos. Quien sabe...
Sea del modo que sea, hoy no estoy aquí para hablaros de ordenar agendas ni limpiar habitaciones. Hoy vengo a hablaros de la raíz central por la cual grito que NO PUEDO MÁS!.
Hace dos años y 3 semanas, sentada en una consulta medica de rutina anual, detectaron que algo dentro de mí no iba bien. Yo ya había notado ciertos dolores físicos al mantener relaciones intimas con mi pareja pero supuse por mi misma que debía tratarse de algún tipo de cambio hormonal usual en mi de los que anualmente y por cambios de temporada climática, no solía hacer caso (Recomendación: Ante CUALQUIER dolor, acude a un médico!). En aquella revisión se me tomaron varias pruebas (analíticas, ecografías de la zona del estomago, placas, etc etc...) y me citaron para obtener las respuestas días después. Me quedé tranquila. Nunca he sido de preocuparme en exceso por todo aquello que desconozco. Si no se que de se trata, ¿De qué voy a preocuparme?
Al cabo de unos días, acudí al doctor que lleva mi caso y con rostro pálido me comunicó que debían practicarme una biopsia de urgencia pues los dolores vaginales que sentía eran a causa de una serie de pequeños tumores surgidos en las paredes internas de mi vagina. En aquel momento si que me asusté. Hacía años que no me sometía a una operación importante (2001 - Apendicitis) y pensé que tal vez las cosas iban a cambiar en aquel momento. El medico me facilitó el contacto del doctor que en unos días iba a intervenirme y me puse en contacto con él para que me explicase el tipo de operación de la que se trataba.
Cabe decir, como paréntesis en mi historia, que todo el personal sanitario y clínico (hospitales, clínicas, médicos, cirujanos, enfermeras...) todo ha sido a través de la sanidad privada. Tengo noción de que la sanidad pública hace muy bien su trabajo y con excelentes resultados pero, como manía personal, siempre he preferido el trato que aportan en el sector privado además de toda la rapidez de fechas y aporte de resultados.
Retomando la historia, a los pocos días estaba ingresando en una importante clínica de Barcelona. Día 3 de Julio del 2007. Me operaban al día siguiente, el 4. Pero aquel día previo se dedicaron a depurarme por completo a través de zumos de manzana, agua y medicinas horrorosas para mis papilas gustativas. El cirujano vino a visitarme aquella tarde a mi habitación y me explicó detalladamente todo lo referente a dicha intervención. Extirparían todos los bultos visibles y si viesen que el tejido quedaba deteriorado o rasgado en exceso, a través de una leve "cesárea" y accediendo a uno de los apéndices que tenemos inservibles en nuestro organismo, con dicho tejido, crearían una nueva cavidad vaginal (Operación llamada: Vaginoplastia) y así los tejidos dañados se reconstruirían sin problemas.
A la mañana siguiente, una enfermera vino a comprobar si estaba preparada para la operación y me notificó que en escasos minutos, un enfermero vendría a llevarme en camilla hasta quirófano. Cerca de las 11 de la mañana (Como comprenderéis, no se me olvidan las fechas ni las horas de esos días) llamaron a la puerta y me llevaron al sitio desde el cual, un antes y un después se ceñiría en mi vida... una vida que "empezó de cero" y con un panorama sensitivo-emocional completamente diferente al anterior.
...Continuará...
Charles Aznavour & Nana Mouskouri - Mourir d'aimer
Llega un momento en la vida de las personas en las que tienes que pararte en seco y decir ¡Hasta aquí he llegado!. No me refiero a una rendición definitiva, sino a un reset que te permita poder tomar aliento, coger fuerzas, y continuar hacia delante.
Algunas personas creen que llevar siempre una máscara de fuerte aunque tus ojos expresen lo contrario, no es lo correcto. Y eso es algo que he estado haciendo durante muchos años. Máscara, máscara, máscara. ¡En mi baúl tengo más máscaras que un desfile de carnaval!. Pero no me han servido apenas para nada.
Siempre se me ha tachado de “Niña absurda”. Esa que de ponerse a llorar, prefiere marcharse de compras. Esa que nunca dice “lo siento”. Pero también he sido la misma que todo el mundo decía “Siempre estás sonriendo, pese a los golpes que te ha dado la vida”, y es que siempre he creído que “dar pena” no es una de mis prioridades en esta vida.
¿De donde nace la idea de un blog como este? Es muy simple. Los inicios han sido a través de un portal de vlogs en video, www.youtube.com/QuieroConfesarme en el cual explico mi visión de mi vida en cuanto a la muerte y a mi enfermedad terminal.
No se trata en ningún momento de un proyecto para aportar temor a la vida ni para incitar a la depresión. Ni mucho menos. Todos los seres que habitamos este planeta somos puro sentimiento y el sentimiento puede transmitirse de miles de modos. Y yo solo pretendo utilizarlo de esta manera. ¿Con qué intención? Transmutar temores.
Vivimos en una sociedad que pierde los valores del respeto, moralidad y ética, por momentos. El romanticismo queda a un tercer plano para ser ocupado por la violencia y el sexo desmedido. Hablar de la muerte se ha convertido en algo más prohibido que en la época de nuevos antepasados. Pero la muerte es algo que está ahí, y puede mirarse con temor, con admiración o con incredulidad pero me temo, mi querido lector, que pese a quien pese, la muerte vendrá para todos por igual.
Este no es un blog para hablar de la muerte. Es un blog para hablar de la vida enfocada desde la muerte. Yo, Lucía, explicaré en mis videos y escritos, todo aquello que me haya sucedido o aquellas reflexiones que considere destacables. Mi intención no es producir dolor, sino una visión chapada a la antigua de todo aquello que envuelve a la muerte.
Solo poseo una verdad: Y es mi enfermedad terminal. Cómicamente no se cuando voy a morir. Hace dos años me dieron 6 meses de vida y llevo 1 año y medio de propina extra. Cada vez que repiten las pruebas y surgen nuevos diagnósticos, continúan dándome 6 meses más. Y los meses pasan… y los meses pasan… Y aquí estoy. Sentada con apenas pocos signos externos de mi enfermedad.
En el siguiente artículo me gustará empezar a explicaros por capítulos todo lo sucedido. Desde el momento 0 hasta el día de hoy. Yo de ti no me lo perdería, quien sabe si tal vez pueda servirte para algo.
Bienvenido a mi rincón. Pasa, ojea y si te gusta, puedes quedarte.
Este blog nace con un deseo personal por poder aportar toda la luz necesaria que muchas personas en circunstancias especiales necesitan. Mi nombre es Lucía, tengo 23 años y tengo una enfermedad terminal. Hace dos años que lucho contra un cáncer vaginal que ha expandido sus dolores por todo mi cuerpo. Poco a poco os iré explicando mucho más acerca de mi enfermedad y muchas de las reflexiones que a raíz de la misma me he ido planteando. Lucha, entrega, esperanza, ilusión y una dosis de querer vivir, han logrado este proyecto. Tu proyecto. Bienvenido!